La neonazi alemana acusada de matar a nueve inmigrantes y una policía exhibe «normalidad» en el juicio

El juicio contra la neonazi alemana Beate Zschäpe,  superviviente del grupo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), se abrió hoy  con una exhibición de «normalidad» por parte de la acusada, mientras su defensa  solicitaba la suspensión del proceso alegando parcialidad del  juez. Zschäpe, de 38 años y acusada de pertenencia a grupo terrorista y  asesinato de nueve inmigrantes y una policía, se presentó en la sala, con un  correcto traje oscuro, con los brazos cruzados sobre el pecho y aparentando  absoluta serenidad.

La esperaba un gran despliegue mediático, para los poco minutos en que estaba  autorizada la presencia de cámaras en la sala, ya que en cuanto se iniciara el  proceso, de acuerdo a la práctica judicial alemana, iban a ser desalojados  equipos de televisión y fotógrafos. Inmediatamente, Zschäpe se volvió de  espaldas a hablar con sus abogados -un trío de jóvenes letrados de oficio- y así  permaneció hasta que desaparecieron las cámaras, tras lo cual su defensa  solicitó la suspensión del proceso alegando parcialidad del juez.

La petición se basó en que los integrantes de la defensa fueron obligados a  un registro policial preliminar en busca de armas, lo que no se hizo con la  fiscalía. Tras una corta interrupción se rechazó esa solicitud y se  procedió al inicio del juicio contra Zschäpe y cuatro presuntos cómplices de la  NSU, la célula neonazi a la que se imputa el asesinato de ocho inmigrantes  turcos y un griego, así como de una agente de la policía, todos ellos entre 2000  y 2007.

Desde horas antes de la apertura, grupos de manifestantes de izquierda se  habían apostado ante la Audiencia Territorial de Múnich exigiendo el total  esclarecimiento del caso y denunciando la presunta responsabilidad de la policía  con un grupo que actuó impunemente durante más de una década. Las  autoridades muniquesas desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad para el  inicio del proceso, que venía precedido por una fuerte controversia porque  inicialmente no se habían previsto plazas para medios turcos, hasta que el  Tribunal Constitucional intercedió a favor de éstos.

La existencia del grupo salió a relucir de forma fortuita, después de que  Zschäpe se entregara, el 8 de noviembre de 2011, tras incendiar la casa de  Zwickau (este del país) donde había convivido con los otros dos miembros de la  NSU, Uwe Böhnhard y Uwe Mundlos. Sus dos compañeros habían aparecido  muertos cuatro días antes en una autocaravana, en lo que se consideró un doble  suicidio de dos delincuentes acosados por la policía tras atracar un banco.

En esa casa de Zwickau se encontraron las pistas y el arma con que habían  muerto asesinados los inmigrantes en distintos puntos del país, mientras que la  propia Zschäpe difundió antes de entregarse macabros vídeos donde el grupo se  jactaba de sus crímenes. Los tres neonazis se financiaron atracando bancos  y, además de los diez asesinatos que se imputan a Zschäpe, cometieron en 2001 y  2004 dos atentados con bomba en Colonia.

A Zschäpe se la juzga junto a cuatro presuntos cómplices de la NSU, cuyos  vínculos con otros ultraderechistas se revelaron tan tardíamente como todo lo  que rodea al caso y en medio de sospechas de inoperancia o encubrimiento  policial con esos círculos. Será un proceso en que, indirectamente, se  juzgará la ineficacia o relajación de las fuerzas de seguridad frente a la  ultraderecha. Para el juicio se han previsto 80 vistas, hasta enero de 2014,  aunque se cuenta con que se extienda más. El pliego de la acusación está  contenido en 488 páginas, se han convocado 606 testigos y la acusación  particular representa a 80 demandantes, la mayoría familiares de las  víctimas.

Fuente: «La Vanguardia».

Deja una respuesta