Hacienda destapa un grupo de mayoristas chinos que defraudó 64 millones en Barcelona

La Agencia Tributaria ha denunciado a 23 empresas de  Barcelona y Girona dedicadas a la venta al por mayor de productos de  origen chino que llegaron a defraudar entre 2007 y 2011 más de 64  millones de euros en cuotas de IVA y del Impuesto de  Sociedades.

El delegado especial de la Agencia Tributaria en Catalunya, Gonzalo David  García de Castro, ha explicado hoy los detalles de esta «macrooperación» contra  la economía sumergida, en la que están implicadas 43 personas, en su mayoría de  nacionalidad china, y entre ellas un agente privado de aduanas.

Las empresas mayoristas denunciadas, ubicadas principalmente en los  municipios de Badalona y Sant Adrià de Besós (Barcelona), habían montado un  complejo entramado para ocultar el valor real de las importaciones en las  aduanas y vender posteriormente la mercancía en dinero negro, para evitar el  pago de impuestos.

García de Castro ha asegurado que se trata de «una de las operaciones más  relevantes desarrolladas en Catalunya» contra el fraude fiscal, tanto por la  cuantía defraudada como por el número de personas implicadas, a las que se  imputa la comisión de un total de 133 delitos contra la Hacienda Pública.

Un centenar de funcionarios han participado en las investigaciones de la  Agencia Tributaria, que se iniciaron en octubre de 2011 en el marco de su plan  de control del fraude.

García de Castro ha detallado que la operación se inició de forma  «sorpresiva» y con la autorización del juzgado contencioso-administrativo de  Barcelona, lo que permitió realizar la entrada y registro en 20 locales de  actividad de estas empresas, en los que se intervino abundante documentación con  información sobre el volumen real de operaciones de estas sociedades.

El fraude comenzaba en la importación de los productos de origen chino, al  declararse en la aduana del Puerto de Barcelona, mediante facturas falsas, unos  volúmenes y precios de la mercancía muy inferiores a los reales.

Así, los empresarios defraudaban buena parte de los aranceles de importación,  y por otro lado podían vender en España al por mayor y en dinero negro hasta el  70 % de la mercancía importada, sobre todo productos de regalo, textiles y del  hogar, de los que se pueden encontrar en los «todo a cien».

En total, las 23 empresas defraudaron 40 millones de euros en concepto de IVA  y otros 24 millones por el Impuesto de Sociedades.

La Agencia Tributaria cree que el representante aduanero implicado en la  operación había urdido un minucioso sistema de falsificación de facturas falsas  con el objetivo de documentar ante la Aduana española la disminución artificiosa  del valor declarado.

Este complejo esquema de falsificación acababa permitiendo la sustitución de  las facturas originales del proveedor asiático por otras, emitidas por  sociedades instrumentales interpuestas, constituidas en China, con un valor del  producto muy inferior al real.

Las empresas investigadas habían declarado en el período 2007-2011 unas  cifras de facturación «casi simbólicas», de apenas unos miles de euros, pese a  que la cuantía de las importaciones era de varios millones.

Con el objetivo de garantizar el cobro de las deudas tributarias, Hacienda ha  procedido al embargo preventivo de 84 inmuebles, entre pisos y locales, y de 240  cuentas bancarias, así como al precinto de cuatro cajas de seguridad en bancos  que figuraban a nombre de los administradores de las empresas defraudadoras.

El máximo responsable de la Agencia Tributaria en Catalunya ha reconocido que  las empresas denunciadas continúan desarrollando su actividad porque no es  potestad de este organismo «cerrar» locales con este tipo de operaciones.

Ninguno de los empresarios denunciados ha sido detenido, aunque la Fiscalía  ha presentado querellas contra algunos de los implicados para abrir  procedimientos penales.

García de Castro ha apuntado que algunas de estas empresas había mantenido  «operaciones comerciales» con las compañías implicadas en la Operación Emperador  contra el blanqueo de capitales, aunque no están implicadas en esa red.

Fuente: «La Vanguardia».

 

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